El carbón activado presenta un gran poder adsorbente y no específico de una gran variedad de elementos y compuestos potencialmente tóxicos (medicamentos, alimentos, plantas, etc.) o generadores de malestar intestinal (gas, bacterias, etc.). No es absorbido por la mucosa digestiva tras la ingesta oral.Por consiguiente, tapiza la pared digestiva y adsorbe las sustancias indeseables, evitando de este modo que pasen a la sangre.