Cada primavera los ciervos pierden sus astas, tras aparearse, y luego éstas crecen de nuevo.
Nuestras astas son recogidas en los bosques, y tras un control de calidad se limpian con agua, se cepillan y se cortan.
Al mordisquear la asta, los gránulos que se desprenden van friccionando con la dentadura del perro evitando la acumulación de sarro. Además, resulta un buen método para disminuir conductas destructivas en perros activos y fortalece la dentadura.